Conferencia de Guayaquil
San Martín se vio
preocupado por los acontecimientos que venían produciéndose, entre ellos la
fuerte resistencia de los ejércitos del virrey en el sur andino por lo que trató de
entrevistarse con Simón Bolívar, para formar
un Frente único de Liberación del oprobio español.
El 19 de Enero de
1822, dejando al mando al Mariscal José Bernardo Torre Tagle, Marques de Torre
Tagle, se dirigió a Guayaquil para reunirse con Simón Bolívar el 26 de julio de 1822,
llevándose a cabo la Conferencia de Guayaquil. No se sabe a ciencia
cierta qué se dijo en la entrevista, solamente existe la presunción de que se
trató los siguientes temas:
- La Ayuda de Bolívar para lograra la independencia definitiva del Perú.
- La forma de gobierno que debía adoptar las nuevas repúblicas americanas.
- La definición de los límites del Perú y Colombia o el reemplazo de los soldados peruanos muertos en Pichincha.
Bernardo de Monteagudo
La Conferencia de
Guayaquil, cuyo resultado fue una decepción para San Martín, sumada la
destitución de Monteagudo en Perú crearon una situación difícil en la vida del
Protector quien regresó a Lima con la idea de abandonar el Perú para
dejarle el camino libre a Bolívar y sea este quien complete la independencia americana.
Esta idea se aceleró cuando al llegar supo que los limeños habían capturado y
expulsado a Bernardo de Monteagudo, su mano derecha en el gobierno, acusándolo de
enemigo de la patria. Monteagudo se había ganado el odio de muchos vecinos por
su estilo autoritario y arrogante.
Renuncia de San Martín
El descontento de
muchos sectores sociales se notaba en intrigas y conspiraciones contra San
Martín a quien algunos acusaban de querer convertirse en Rey del Perú Las ideas
monárquicas de San Martín le crearon enemigos políticos, entre ellos los
republicanos encabezados por Faustino Sánchez Carrión. En este difícil contexto
el Libertador argentino logró reunir al Primer Congreso Constituyente,
instalándolo el 20 de setiembre de 1822, y eligiendo como presidente a Francisco
Javier de Luna Pizarro. Ese mismo
día presentó su renuncia irrevocable a todos los cargos públicos que ejercía en
el Perú. Sus palabras de despedida fueron:
“La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga es temible a los Estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte, ya estoy aburrido de oír que quiero hacerme soberano. Sin embargo, siempre estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas (como en general de las cosas) dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo”.
Al día siguiente se
retira del Perú, pasando a Chile y Argentina para después partir rumbo a Francia.